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miércoles, 1 de octubre de 2008

Decálogo del buen liberal para afrontar la crisis económica

Si pretendemos el triunfo en la gran contienda ideológica de esta época, es preciso, sobre todo, que nos percatemos exactamente de cual es nuestro credo.
F.A. Hayek

Esta cita con la que se inicia esta entrada en nuestro recién nacido blog debe ilustrarnos para que, en estos tiempos que corren en los que los amigos de la vuelta al Muro (de Berlín, por supuesto), nos acordemos de que no hay que ceder ante los enemigos de la libertad.

Es por ello que se enumeran a continuación las diez normas fundamentales para el crecimiento económico, el desarrollo de la oportunidad individual y del bienestar.
  1. Respetar el Estado de Derecho. Sin Estado de Derecho, la libertad económica, la libertad personal y la sociedad civil se ven restringidas, lo cual incrementa el riesgo económico, reduciendo su potencial desarrollo.

  2. Proteger la propiedad privada. La propiedad privada es el cimiento del bienestar. Si no la protegemos en condiciones, los incentivos al trabajo, el ahorro y la inversión se verán fuertemente disminuidos. Históricamente, la gente obtenía la propiedad privada bien comprándola, bien mejorando la que ya tenían para darle valor añadido. En nuestro tiempo, la propiedad es a menudo algo intangible, resultado de la creación de cosas como software informático, nuevos medicamentos, y otras muchas tecnologías. Los creadores de propiedad intangible tienen el mismo derecho a la plena protección de su propiedad, de igual manera que lo tienen los granjeros o propietarios de casas con sus propiedades tangibles o reales.

  3. Eliminar cualquier control sobre los precios. Los precios son información. Localizan la escasez de recursos y motivan una futura protección de esos recursos. El control sobre los precios erradica esta información necesaria para la toma racional de decisiones económicas. Los mercados libres, donde los precios se determinan por la oferta y la demanda, y donde hay pocas restricciones a la compraventa de bienes y servicios, son en casi todos los casos superiores (en términos de eficiencia económica, distribución de recursos, y libertad) que cualquier otra forma de mercado dirigido o intervenido.

  4. Establecer el libre intercambio. El libre intercambio entre países eleva el nivel de bienestar económico en todos los países involucrados, mejorando la localización de recursos e incrementando la extensión del mercado, reduciéndose de esta manera los costes.

  5. Limitar el gasto público. Cualquier gasto público, en le que los costes exceden los beneficios y el ratio coste-beneficio es inferior a la alternativa del sector privado, reduce el bienestar general del pueblo en lugar de mejorarlo.

  6. Limitar los impuestos. Los impuestos reducen los incentivos al trabajo, el ahorro y la inversión. De esta manera, se reduce también el beneficio del trabajo y el capital y disminuye, por lo tanto, la cantidad de inversión y producción. Además, los impuestos reducen la libertad individual al sustraer el fruto del trabajo y del capital de cada uno.

  7. Limitar el control público. Casi siempre el control crea costes, incluidos los costes de la pérdida de libertad. Si los beneficios de la regulación no sobrepasan los costes, es obvio que, en general, estaremos peor como resultado de esta regulación.

  8. Eliminar las barreras a la formación laboral. Los emprendedores crean una gran cantidad de nuevos puestos de trabajo productivos y muchas y deseables innovaciones realmente útiles. Las restricciones gubernamentales, costosas y consumidoras de tiempo que se puede dedicar a la innovación y a la formación laboral, reducen innecesariamente el número de nuevas empresas, puestos de trabajo e innovaciones.

  9. Incentivar la propiedad. Por norma general, la gente cuida más la propiedad (real o intangible) cuando es de su propiedad. No importa si estamos hablando de su casa, su negocio, su granja, su plan de pensiones o su cuenta bancaria. Las políticas gubernamentales que fomentan la propiedad, conllevan más estabilidad y responsabilidad social, lo que fomenta un ambiente propicio para la inversión, que traerá mayor crecimiento económico.

  10. Permitir el uso de divisas estables. El dinero estable, aquel que ni gana (devalúa) o pierde (inflacciona) su valor, es necesario para maximizar el crecimiento económico. Las divisas inestables aumentan el riesgo negativo sobre negocios, trabajadores y consumidores y dan como resultado menores tasas de inversión, de creación de puestos de empleo y de bienestar económico. Los gobiernos que no son capaces de proporcionar una divisa estable deberían permitir a sus ciudadanos el uso de otras divisas (incluidos el oro y otros bienes), tanto para sus transacciones como para sus obligaciones contractuales.