La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres constituye un pilar básico en la construcción de una sociedad libre y abierta. Una sociedad en la que las mujeres tienen la misma posibilidad que los hombres de acceder a todos los ámbitos de la misma sin obstáculos, ya sea dentro del ámbito social, económico, político o cultural.
El hecho de tener las mismas posibilidades excluye de inmediato cualquier tipo de imposición. Una ley que establece cuotas obligatorias para las mujeres no puede ser otra cosa que un atentado contra las posibilidades reales de una mujer en cualquier ámbito. Pongamos por ejemplo una cuota política. Si dentro de una lista de candidatos que comprende un total de 15 personas no puede haber 12 mujeres, aunque sean mejor que los hombres que optan a esos puestos para el desempeño de la vida política de la localidad, estamos restando posibilidades a esas mujeres que, por la cuota establecida por una ley socialista, se tienen que quedar fuera.
Y es que realmente lo que significa la igualdad de oportunidades es que el puesto se lo lleve el mejor. Pongamos el caso de que hay un puesto de cirujano. La persona que se lleve ese puesto puede que el día de mañana me tenga que operar a vida o muerte. Sinceramente espero que el puesto se lo lleve el mejor y no aquel a quien le corresponda por una cuestión de cuotas, ya que es mi vida la que va a estar en sus manos.
Es por eso que desde el Partido Popular abogamos por medidas prácticas. Hay que fomentar la educación en valores para que las siguientes generaciones tengan claro que hombres y mujeres somos iguales; para prevenir situaciones de violencia de género; y para que valores tales como la tolerancia y la convivencia pacífica sigan siendo garantía de las bases en las que se asienta nuestra sociedad.
Y qué mejor medida que predicar con el ejemplo. Que las generaciones venideras crezcan en hogares en los que la conciliación de la vida familiar y laboral sea un hecho contrastado. Hogares en los que tanto el padre como la madre puedan trabajar, llevarles al colegio, dedicarse a las tareas del hogar, jugar con ellos… cosas tan obvias para nosotros que no entendemos como a todo esto se le pueden aplicar las dichosas cuotas.