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miércoles, 19 de noviembre de 2008

El Indio, a Prisión

Cayó Txeroki, el jefe de los indios de la tribu etarra. Hordas de tipis-batzokis están casi de luto por la pérdida de su Toro Ssentado. Ya nada va a ser igual, porque cayó Txeroki. El que venga después puede ser peor o mejor, pero no será Txeroki. Cual hidra de Lerma, cuando a ETA se le corta una cabeza, le surge una nueva, esta sí, más débil.

Ahí estará el Partido Popular, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y los españoles de buena voluntad para ir a por ellos. Porque no queda otra. Hay que ir irremediablemente a por ellos, sin ataduras ni remordimientos y con la cabeza fría. Con la Ley en la mano, sólo con la Ley, pero con TODA la Ley.

El Partido Popular ha dicho siempre lo mismo: el futuro de los terroristas no puede ni es otro que la cárcel. No caben medias tintas ni leyes de amnistía porque, entre otras cosas, nuestro ordenamiento jurídico lo prohíbe taxativamente en el artículo 62i) y la Ley 1/1988 que prohíbe la prerrogativa real de gracia con carácter general o a sujetos colectivos.

Es una victoria de la cooperación judicial y policial entre Francia y España. Allí no caben medias tintas. Se le avecina a Txeroki una pena anticipada por la juez antiterrorista francesa Laurence Le Vert de cuarenta años sin posibilidad de remisión de pena por trabajos, que es lo que reza en el artículo 61 del Código Penal Francés desde 1958. Eso por matar a uno de los dos Guardias Civiles el año pasado en Cape Brêton, por el otro, otros cuarenta años. Eso es un Código Penal. No se permite la acumulación de penas ni lo que en España se conoce como pena principal, por la que si hay dos infracciones del Código Penal de idéntico calado, sólo se cumple la pena de uno.

Es, como decimos, una victoria de la libertad. Debemos ser un país serio, con leyes serias, si no, estamos abocados a que esta lacra no termine nunca. Jamás dejaremos de apoyar a quienes luchan contra los que nos amenazan. Los cómplices se callan, porque no han dicho nada, ni una palabra. Y son aquellos que les ven como niños traviesos (sus), porque justifica aquel que también calla. Porque hoy somos un poco más libres.