El día 17 de diciembre de 1999 se declaró al día 25 de noviembre como Día Internacional contra la Violencia de Género a través de la resolución 54/134 de la ONU. Esta fecha no fue elegida por casualidad sino porque este día se conmemora el brutal asesinato de las hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, en 1960 por orden de Rafael Trujillo.
Como no podía ser de otra manera, la finalidad de esta celebración, como la de muchas otras propuestas por Naciones Unidas es la de concienciar a los gobiernos y a los propios ciudadanos de los problemas de nuestra sociedad con el objetivo de conseguir la eliminación de los mismos.
Sin embargo, entre todas las conmemoraciones propuestas por la ONU, esta es una de las que más trascendencia tienen. Esta lacra que, después de 10 años de la firma de la citada resolución seguimos sufriendo, es muy evidente. Sólo con remitirnos a las cifras de asesinatos de mujeres a manos de sus esposos o compañeros sentimentales en España en el último año (58 hasta el día 11 de noviembre) podemos observar la magnitud del problema.
Tendemos a pensar que este problema es asunto de los gobiernos exclusivamente, ya que creemos que con una buena legislación y una buena aplicación de la misma el problema se solucionará fácilmente. Esto no es cierto. Por supuesto que necesitamos leyes duras que castiguen a los agresores y una Administración de Justicia rápida y eficaz, pero en un problema como éste el papel de la “gente de a pie” es fundamental y muy necesario.
Es por ello que se debe concienciar a las personas. Se debe cambiar la forma de pensar de nuestra sociedad para que el concepto de violencia resulte detestable a todo el mundo. Esto parece una obviedad pero como podemos comprobar todos los días, no lo es tanto.
Además, no sólo debe incidirse en la idea de “no agredir” sino en la del rechazo social de los agresores. Como ciudadanos y personas tenemos el deber moral de no permitir actos de este tipo ya que no sólo atentan contra la dignidad de una persona individual sino contra toda la sociedad en su conjunto.
Es deber de los jóvenes, como parte más dinámica de la sociedad, el de concienciar a todos de la importancia de este día. No debemos caer en el camino fácil de mirar hacia otro lado sino que, como hemos demostrado en otras ocasiones, debemos ser capaces de luchar y hacer que los demás luchen contra esta lacra.
Por todo esto, Nuevas Generaciones de Móstoles, como organización juvenil más importante de nuestro municipio, quiere unirse a la conmemoración de este día. Somos inconformistas pero no queremos que nos lo den todo hecho. Por eso abogamos por una actitud de tolerancia cero ante los maltratadotes. Una actitud que debemos contagiar al resto de la sociedad para que las cifras de maltrato queden reducidas a la mínima expresión.